Se bajó del techo de una iglesia con los pezones pintados de dorado y una corona de sardinas en la cabeza vistiendo un calzón “Levanta-Nalga”. “¡Hoy nadie me va a domesticar, hijos de Andrea Quiroz!” - gritó mientras le daba un beso francés a una estatua de San Judas Tadeo.
Se sirvió una copa de champán con veneno homeopático.
Se tatuó en la frente: “Me rompieron el alma y aún así me puse tacones.”
Luego llamó a su ex y le dijo: "Si vuelves a escribirle a Dios para que me calme, dile que ya no estamos cogiendo."
Tuchelle bailó desnuda en medio del tráfico, leyó fragmentos de Schopenhauer en voz alta y lloró con una risa que parecía un aborto cósmico. Luego adoptó a tres grillos, les puso de nombre "Vergüenza", "Miedo" y "Autoestima", y los metió en una licuadora. - “Hoy desayuno trauma procesado y beberé este manjar desde el vaso de la licuadora aunque la China se enoje conmigo,” anunció a la prensa que no estaba allí.
Rompió en una papelería y exigió que le imprimieran su currículum con sangre menstrual. Amenazó con resucitar a Freud solo para pegarle con un consolador de mármol. Dijo que el amor heterosexual es un experimento social fallido
y que su nuevo novio es un pan tostado al que llama “Gregorio Samsa.”
Tuchelle se fugó con una estampita de Santa Teresa.
Dicen que se le vio cabalgando hacia el horizonte en un burro llamado "Yo antes de terapia", gritando con furia, lágrimas y brillantina: "¡No soy un milagro, soy la venganza de todos los ángeles violados por la decencia!, Te amo Harold.”
Regina Torino